Basta de callar - Introducción
A inicios de 1980, el Perú vería nacer el pasaje más oscuro de su historia como nación. Para ese entonces el país dejaba atrás 12 años de régimen militar para reencontrarse con la democracia. El presidente Francisco Morales Bermúdez decidió convocar a elecciones generales dándole a los peruanos nuevamente la libertad de elegir a su gobernante. Lamentablemente en aquella época el gobierno era completamente centralizado y las brechas económicas y sociales eran inmensas y se pensaba que con el nuevo gobierno se lograría algún cambio en ello. Esta situación dio lugar al surgimiento de grupos subversivos que falsamente decían representar los derechos del pueblo peruano pero que en realidad solo ambicionaban tomar el poder.
El primero fue el así llamado Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso, quienes empezaron a sembrar el terror con la quema de las urnas electorales en Chuschi - Ayacucho un 17 de mayo de 1980. Las mismas que serían utilizadas en las elecciones del día siguiente. A pesar del hecho las elecciones siguieron su curso dando como resultado el inicio del segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry. Durante el mismo y hasta fines de la década de los noventa Sendero luminoso siguió extendiendo el terror por el interior del país dejando en su camino miles de víctimas de todo tipo.
Sin embargo, ellos no fueron los únicos responsables del mar de sangre y dolor en el que se vio sumido el país, sino que a estos se sumó el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) que contribuían con su cuota de violencia secuestrando a autoridades del Estado, empresarios, fiscales y miembros de las fuerzas armadas entre otras cosas. Para enfrentar a los grupos terroristas los distintos gobernantes que pasaron por esas épocas enviaban a las fuerzas armadas a capturar a los terroristas por cualquier medio necesario, aunque no fue hasta que la capital del país fue afectada cuando realmente existió una verdadera preocupación por detenerlos. Desgraciadamente, muchos de los militares enviados lejos de proteger a los ciudadanos del terrorismo, terminaron sembrando un terror aún más grande en sus memorias.
De esta manera la lucha por el poder dejo salir, en estos tres bandos, el lado más cruel y deplorable de la humanidad. Dejaron como víctimas del fuego cruzado a millones de personas que en su mayoría eran de escasos recursos. Aproximadamente a 69,280 personas les arrebataron la vida despiadadamente y aquellos que sobrevivieron a los ataques quedaron marcados para siempre. A raíz de estos acontecimientos, en el 2001, el presidente provisional Valentín Paniagua, convoco a diferentes miembros de la sociedad civil para crear la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Este ente tuvo por objetivo investigar la violencia ejercida por Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y la dura represión militar contra estos movimientos para elaborar un informe detallado al respecto. Para ello, esta comisión se encargó de recopilar los testimonios de las personas directamente relacionadas con los sucesos dando como resultado que no hubo un culpable específico para lo ocurrido, todos fueron cómplices de la tragedia de alguna manera, unos ejerciendo la violencia y otros quedándose callados ante ella. Se dice que solo existen siete pecados capitales, pero si se pudiera añadir otro seria la indiferencia.
Por Mioné
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